domingo, 7 de febrero de 2010

La Axiología: La Filosofía de los Valores


La Filosofía ha sido considerada como el punto central de todo análisis o discusión racional y crítica acerca de la naturaleza, el universo y la vida. Suele ser dividida en tres sub-ramas: la Axiología, La Ontología y la Epistemología. En este escrito, profundizaremos un poco en algunos de los elementos más importantes relacionados con la Axiología.

Axiología es un término que proviene del griego axia (valor) y logos (estudio o tratado), que ha sido definido como la ciencia que se dedica al estudio de los valores y los juicios valorativos. 

Aunque ya en la antigua Grecia, Sócrates, Platón y Aristóteles se refirieron al tema de los valores, es en la Edad Media cuando aparece una jerarquización axiológica que se expresa claramente en la idea del Bonum, propuesto por Santo Tomás. Dos premisas de este constructo, son que la condición humana y el bien van juntos, y que cada persona obra en razón de lo que como humano le es permitido o posible.(2)

Es realmente en el siglo XX cuando se dan las menciones formales modernas del término “Axiología”, en asociación con los valores, y se presentan varias obras que tratan el tema, como: La lógica de la voluntad, de P. Papie (1902); el Compendio de Axiología, de Edward Von Hartman (1908); y Valoración, del ya citado W. M. Urban, (1909) (1) y se presentan los trabajos muy serios de Robert S. Hartman.

Este investigador, matemático y filósofo alemán definió la axiología como un “sistema formal orientado a identificar y medir los valores. Señaló que la estructura de valores de una persona es la base de su personalidad, sus percepciones y sus decisiones”, y desarrolló a profundidad “la ciencia de la Axiología” entre 1930 y 1973, lo que le ganó incluso un Premio Nobel de la Paz.

Entre sus conclusiones, hay dos muy llamativas: Que el ser humano se ha desarrollado de manera desigual, pues sus conocimientos acerca del mundo son superiores a los que tiene de sí mismo. Y que las personas son buenas para organizar mentalmente sus aspectos negativos, y malas cuando se trata de los aspectos positivos de su propia vida. El trabajo de Hartman, fue continuado, entre otros, por su discípulo Wayne Carpenter. (3)

La axiología tiene en su estructura dos ramas derivadas: la ética y la estética, ambas muy vinculadas a los juicios valorativos. La Ética, referida a la teoría de los valores morales o de lo bueno; y la Estética, referida a la teoría de los valores artísticos o de lo bello.

La axiología busca responder a preguntas fundamentales y comprender la conducta del ser humano. Una de sus inquietudes consiste en considerar si los valores y las virtudes como la bondad se encuentran en las cosas de manera intrínseca o emergen de nuestra apreciación o interpretación de las cosas. (4)

Entre las distintas teorías axiológicas, destacan: 

La teoría de Epicuro:
Lo bueno es aquello que produce placer, del mejor estado físico. La preservación de la salud del cuerpo humano se considera el fin moral por excelencia.

La Teoría Sociologista de Durkheim
La vida social no se explica por el saber individual, pues la causa motora de la vida social es la «conciencia colectiva» de manera concreta y objetiva, pues hay fuerzas colectivas «tan reales como las fuerzas cósmicas». que condicionan el modo de pensar y actuar de los individuos. Así, no hay una estructura lógica racional invariable en cada hombre, sino una derivada de la comunidad social.

La teoría de Scheler
Los valores son captados a priori, por la vía del sentimiento, por la “intuición emocional de las esencias y no mediante un razonamiento.

En un sentido más práctico, la axiología se relaciona la toma de decisiones, por cuanto con decidir es elegir entre opciones lo que implica una elección de valores. Cada vez que se define un criterio en torno al cual se tomará una decisión, se está aplicando un método axiológico en el que se define lo que estimamos como bueno o malo.

En la búsqueda de dar a esta idea cuerpo coherente, Hartman planteó que tal como hay ciencias de orden físico que ayudan a elegir en los asuntos materiales, debe existir una ciencia en el área de la axiología. Y propuso para eso, la Axiología Formal, que tiene métodos que nos ayudan a tomar decisiones éticas.

Finalmente, algunos autores como Kohlberg, se refieren al concepto de “evolución moral”, como derivación personal y social, que hace a la persona más sensible en tanto esta se apropia de los valores morales, los acepta y asume como parte de su carácter y se convierta, a decir de Loevinger, en una persona que avanza de conformista a consciente y de allí a autónomo. En ese punto, se da sus propias normas o acepta las de su sociedad). (5)

Acerca de la clasificación de los valores, hay muchas, todas ellas arbitrarias. Así, es posible etiquetarlos como objetivos o subjetivos, fijos o cambiantes, trascendentes o intrascendentes.

FUENTES:

1- http://www.waece.org/enciclopedia/resultado2.php?id=80005
2- http://www.monografias.com/trabajos10/sato/sato.shtml?relacionados
3- http://www.axiologic.org/axiologia.html
4- http://html.rincondelvago.com/etica-moral-y-axiologia.html
5- http://www.puntoyapartexal.com



Dr. Renny Yagosesky
http://www.laexcelencia.com/aspx/public_articles_show3.aspx?i=243

4 preguntas y 3 consejos para liberarte del estrés

Quizás piensas que tienes un “problema real” que te estresa, preocupa o molesta y que para poder sentirte feliz esta situación tiene que cambiar. ¿Pero que pensarías si te dijera que no existen problemas “reales” y que el único problema con el que tienes que lidiar son tus pensamientos acerca de lo que estás viviendo?

Veamos esta situación. Alguien pierde su trabajo y piensa que es un grave problema, sufre por ello y se imagina los peores escenarios. Otra persona pierde su trabajo y piensa que es una buena oportunidad para hacer lo que en realidad le gusta, para descansar e incluso para cambiar de rumbo. Las dos personas están viviendo exactamente la misma situación, han perdido el trabajo, una la ve como un problema, la otra como una oportunidad...

¿Entonces cómo puede ser que perder el trabajo sea el “problema real”? Si lo fuera, todas las personas que pierden el trabajo deberían de sentirse igual de estresadas y no es así. En realidad el único problema está en tu mente, en todas esas historias de horror que te cuentas, de lo que perder el trabajo significa. Estas historias no son reales y te impiden pensar claramente y ver las posibilidades que se presentan delante de ti.

Es una muy buena noticia saber (o por lo menos abrirte a la posibilidad) de que nada externo tiene la capacidad real de afectarte, ya que como habrás podido comprobar no está en tus manos cambiar el mundo exterior. Recién cuando descubres que la causa real de tu sufrimiento son tus pensamientos puedes poner tu energía en la dirección correcta y trabajar en lo único que puedes controlar, tu mundo interior.

Cuestiona tus pensamientos, y libérate del estrés

Y ahora que ya sabes que la fuente de tus problemas son tus pensamientos, te preguntarás ¿cómo puedo hacer para lidiar con ellos?.

Byron Katie, autora del best seller “Amar lo Que Es” nos dice que cuando creemos nuestros pensamientos sufrimos y cuando los cuestionamos dejamos de sufrir. Y nos presenta 4 preguntas que puedes empezar a utilizar de manera inmediata para cuestionar cualquier concepto estresante en tu vida. Un proceso muy simple que ha ayudado ya a miles de personas.

Hazte las siguientes preguntas

Ubica el pensamiento que más te está estresando en estos momentos y responde a estas preguntas como si de una meditación se tratara, tómate tu tiempo, deja que las respuestas surjan del corazón.

A modo de ejemplo utilizaremos el pensamiento “Él no me presta atención”.

1. ¿Es eso verdad?
¿Es verdad que “él no te presta atención”? La respuesta ha de ser un simple si o no. Si la respuesta es no, pasa a la pregunta 3 directamente.

2. ¿Puedes saber que es verdad con absoluta certeza?
¿Puedes saber que es verdad con absoluta certeza que el no te presta atención? ¿Que aunque no te mire no te está escuchando? ¿Que no te presta atención porque no lo demuestra?. Otra vez la respuesta, a de ser simplemente si o no.

3. ¿Cómo reaccionas, qué sucede, cuando crees ese pensamiento?
¿Cómo te hace sentir pensar que él no te presta atención? ¿Cómo lo tratas a él cuando piensas que no te presta atención? ¿Cómo te hace sentir este pensamiento tanto física como emocionalmente?.

4. ¿Quién serías sin el pensamiento?
No tienes que luchar con el pensamiento, simplemente percibe como vivirías tu vida si no creyeras ese pensamiento. Cómo lo tratarías a él si no tuvieras este pensamiento.

La siguiente parte del proceso es invertir los pensamientos de la siguiente manera:

- Inviértelo a lo opuesto (inversión de 180°)
“Él sí me presta atención”. Quédate quieta y nota todos los sentimientos que aparecen al respecto. La sola idea de confrontar esto y mirarlo directamente muchas veces requiere de valor, pero los resultados valen la pena. Cuando la mente se abre, empiezas a encontrar ejemplos donde el sí te presta atención, te permite ver a los demás con otros ojos, a reconocer cosas que a veces no vemos. Es abrirnos a la posibilidad de que las cosas no son como las veníamos pensando.

- Inviértelo hacia el otro
“Yo no le presto atención a él”. Encuentra ejemplos donde tú no le prestas atención a él. Fíjate cómo a veces eso que queremos que los demás hagan, no nos es fácil hacer a nosotros.

- Inviértelo hacia ti mismo
“Yo no me presto atención”. Y esta es quizás la inversión más profunda de todas, la que te ayudará a ver cómo no te has estado prestando atención a ti misma en muchos aspectos de tu vida. Y cuando ves esto, podrás ver ¿cómo esperar que él te preste atención, si tú misma no lo haces? Y gracias a esto podrás empezar a hacer las enmiendas necesarias contigo.

Finalmente aquello que te molestaba de la otra persona te lleva a descubrir cosas sobre ti que de otra manera no hubieras visto. La otra persona se convierte en tu espejo y en un gran regalo.

Sandra Iozzelli -
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